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Suelen decir que cuando hayamos conseguido nuestras metas, no nos centremos solo en el resultado, sino que volteemos hacia atrás para saber si hicimos el trabajo más importante: disfrutar del camino.
Sí, porque caminar con consciencia y despiertos hacia la meta, nos permite capitalizar los aprendizajes de cada momento. De nada sirve llegar a la recta final, si basamos nuestro éxito solo en los resultados.
¿Si no conseguimos lo que nos planteamos, fracasamos? La respuesta es no. Has llegado hasta la meta aprendiendo más de lo que imaginaste, rodeado de gente y lugares que nunca pensaste conocer, aprendiste lo que es el trabajo duro y descubriste esas cosas que te hacen bien en medio del caos.
Definitivamente, al llegar a tu meta ya no eres la misma persona. Eres una mejor versión de ti mismo.
Entonces:
El primer gran inicio antes de plantearte una meta, es comprometerte a disfrutar del proceso y a capitalizar cada aprendizaje.
Sueña
Y sueña en grande. Soñar no cuesta nada, es absolutamente gratis. En ese estado de ensoñación puedes hacer posible lo imposible. Soñar es el arte de afinar tus pensamientos para que en un futuro se vean materializados. Pregúntate ¿Qué deseo? ¿Para qué lo deseo? ¿Cómo lo conseguiré? ¿Qué aprenderé? Nunca olvides inyectar un propósito superior a tus sueños, más allá del dinero y el prestigio.
Visualiza tus metas
Esta es una herramienta primordial. En tu mente ya navegan los pensamientos de lo que quieres lograr, ahora siéntelos, vívelos. Mírate a ti mismo alcanzando tu meta: firmando papeles importantes, teniendo una junta con tu equipo de trabajo, disfrutando en la fiesta de inauguración, firmando cheques y recibiendo dinero… Mira todos esos momentos que son importantes para materializar tu objetivo. Este ejercicio lo puedes hacer en estado de meditación, entrando en silencio por unos 5 a 10 minutos al día. O también armando un collage de tu vida, donde indiques con precisión todo lo que deseas a corto, mediano o largo plazo. Sé lo más específico y detallado posible.
Marca una fecha en el calendario
Ahora que tu mente está alineada con tus deseos, es importante ser prácticos. Si la meta que quieres alcanzar no tiene una fecha en el calendario, simplemente es una idea lanzada al viento. Pero si le pones una fecha será mucho más fácil crear un plan de acción y avanzar.
Valora los pequeños pasos
Cada acción por más pequeña que parezca suma, es un paso más para alcanzar tus metas. Plantéate cada día hacer algo que te acerque a lo que deseas. Puede ser desde contactar a ese proveedor que sabes mejorará los productos de tu negocio, hasta levantarte por la mañana, verte al espejo y repetirte que “todo estará bien”.
Adáptate y progresa
Todo en la vida es un constante estado de construcción y destrucción. En el trayecto hasta conseguir tus metas, tu concepto inicial tendrá que evolucionar y adaptarse a las circunstancias. ¿Qué ocurre si durante el proceso hay una crisis económica de país que se te va de las manos? ¿O si en ese momento una de las industrias que necesitas para tu emprendimiento tiene dificultades? No tienes que renunciar a tu objetivo sino adaptarlo a las circunstancias. Quizás los tiempos que marcaste en el calendario tendrán que alargarse y volverás al momento de buscar colaboradores. Eso no significa que has fracasado, solo que tu plan inicial necesita reestructurarse. Continúa, la perseverancia trae grandes recompensas.
Organízate
Ese proyecto que tanto has anhelado tiene que ser parte de tu vida y no toda tu vida. Las personas de éxito saben que estar solo enfocado en el trabajo te quita energía, creatividad, merma tu salud física y emocional y mina tus relaciones sociales (de donde pueden salir tus grandes aliados).
Entonces organízate de tal manera de que tu sueño interactúe de forma saludable con todas tus facetas: familiar, amistades, entretenimiento, entrenamiento, vacaciones, emergencias… Una buena idea es usar una agenda, donde distribuyas tus actividades personales y profesionales, marques con anticipación los días importantes y enlistes las actividades que son prioridad cada semana para avanzar. También arma un buen espacio de trabajo, limpio, bien decorado y con los espacios de organización adecuados para darle fuerza a tu objetivo.
¡Celebra!
Cada vez que alcances un nuevo hito hacia tus metas, date un gusto. La recompensa te recargará de energía para ir por el siguiente peldaño y mantenerte motivado. Crea un plan de recompensas, tanto para los grandes logros como para los más pequeños.
Para finalizar te compartimos el método Smart para alcanzar tus metas, según rockcontent.com:
Esta metodología prioriza las metas en base a objetivos establecidos estratégicamente. Estos tienen que ser:
- Específicos: que se estén dirigidos hacia un área o tarea en particular.
- Medibles: basados en KPIs que sirvan para medir la eficiencia y mejorar la toma de decisiones.
- Alcanzables: pensando en la situación actual para asegurar una probabilidad de éxito grande.
- Relevantes: es decir, que sean de real interés y orientados hacia un mayor crecimiento y evolución.
- A tiempo: con una fecha de caducidad.